De vez en cuando la gente me sugiere que los científicos deberían prestar más atención a los problemas sociales, especialmente que deberían ser más responsables al considerar el impacto de la ciencia en la sociedad. Muchos científicos deben recibir la misma sugerencia. Todo el mundo parece creer que si los científicos prestaran un mínimo de atención a estos problemas sociales difíciles y no pasaran tanto tiempo jugando con cuestiones científicas menos vitales, la tarea traería consigo gran éxito.
A mí me parece que sí pensamos en estos problemas de tanto en tanto, pero no nos dedicamos por completo a ellos; esto es así porque sabemos que no tenemos una formula mágica para resolver problemas sociales, que los problemas sociales son mucho más difíciles que los científicos, y que normalmente no obtenemos resultados cuando pensamos en ellos.
Están ahí las avalanchadas olas montañas de moléculas
cada una estúpidamente inmersa en sus propios
asuntos
trillones aparte
pero formando al unísono una blanca espuma.
Eones
antes que ningún ojo las viese
año tras año
tronando la costa como ahora.
¿Para quién, para qué?
En un planeta muerto, sin vida que albergar.
Nunca quieto
torturado por la energía
gastada prodigiosamente por el sol
arrojada al espacio.
(Extracto poema)